El matadero

Por Esteban Echeverría

Este relato no muy extenso, y el único escrito por su autor, ocupa sin embargo un lugar singular en la historia literaria: se lo considera en principio como el texto fundacional de la literatura argentina, el primero que se aparta de la apacible tradición hispana para explorar con urgente mirada rioplatense la realidad local, y en el proceso comienza a desplegar un lenguaje con acentos e imaginería propios. En términos más universales, ofrece un ejemplo precursor de la transición desde el romanticismo hacia el realismo, y aún el naturalismo, literario. Hay en este cuento tres momentos dominantes: el primero, la descripción del matadero, puede asimilarse al cuadro de costumbres tan frecuentado por los románticos, pero trazado aquí con pinceladas drásticas y sin concesiones; el segundo corresponde a la fuga del toro, en el que el relato se anima, la ferocidad del ambiente se revela en la acción, y emerge la figura del temible Matasiete, en preludio y anticipación del tercer momento, con la inesperada aparición de un hombre ajeno e incluso opuesto a ese ambiente, descripto en términos inequívocamente románticos, que atrae sobre sí la misma violencia despiadada que el toro fugado.

Esteban Echeverría (1805-1851) desarrolló una doble tarea como poeta y hombre público en la que volcó las ideas que habían atraído su atención durante sus años de formación en París: el romanticismo literario y el liberalismo político, en la orientación de los socialistas utópicos. Su poema Elvira o la novia del Plata (1832) es considerado como una de las primeras, si no la primera, expresión del romanticismo en lengua castellana. En el terreno de las ideas, fue el precursor más señalado del liberalismo en la Argentina, que propagó a través de cenáculos como la Asociación de Mayo y de ensayos como el Dogma socialista (1846). El matadero fue escrito probablemente entre 1838 y 1840, y expresa su frustración por la situación política porteña, dominada por los federales del dictador Juan Manuel de Rosas. Explícitamente, Echeverría asimila el matadero al régimen rosista y en el martirio del unitario (el partido enemigo de Rosas) simboliza las penurias de los jóvenes ilustrados que pretendían organizar el país según el programa de las ideas republicanas. En este aspecto, el relato inaugura una corriente temática, dibujada en torno de la oposición civilización-barbarie, que será constante en la literatura argentina como clave para entender la realidad nacional.

El matadero permaneció inédito hasta 1871 cuando el crítico Juan María Gutiérrez lo dio a conocer en la Revista del Río de la Plata. Esta edición electrónica se basa en el texto incluído en las Obras completas de Echeverría, también compiladas y ordenadas por Gutiérrez, y publicadas entre 1870 y 1874.


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