Rehabilitar la política

Por varios autores

episcopado1999

Hacia fines del siglo XX, las sociedades occidentales se vieron sacudidas por súbitas convulsiones: las nuevas tecnologías hacían del planeta un barrio, la economía financiera consolidaba su predominio sobre la economía real, antiguas empresas sucumbían inexplicablemente, otras nuevas alcanzaban valores multimillonarios de la noche a la mañana, el empleo se volvía inseguro, en realidad todo se volvía inseguro, los líderes políticos estaban desbordados por los acontecimientos y nadie lograba sujetarles las riendas a esas fuerzas de naturaleza desconocida. Los medios de comunicación las describían como fuerzas del mercado y recomendaban una rendición incondicional, los pensadores anticipaban el fin de la historia.

La política cayó en el mayor de los descréditos, al que los dirigentes contribuyeron con su falta de preparación para anticipar y administrar los cambios, y con su propensión a compensar sus frustraciones públicas con su enriquecimiento privado. Los obispos de Francia resolvieron someter la situación a examen, y así fue como su Comisión Social produjo en 1999 el documento que aquí presentamos. Rehabilitar la política no es tanto una defensa de los políticos como clase sino de la política como dimensión central del hombre en sociedad. Recogiendo la rica tradición del catolicismo francés en materia de filosofía política, que en el siglo XX incluye desde el tomista Jacques Maritain al existencialista Gabriel Marcel y el personalista Emmanuel Mounier, los obispos advierten “La política es esencial, y una sociedad que la menosprecie corre peligro”.

Desde la emisión de ese texto la situación no ha cambiado mucho, más bien ha empeorado tras la crisis financiera del 2008. Los políticos siguen sin encontrarle la vuelta a los problemas, la política continúa sumida en el descrédito, las llamadas fuerzas del mercado juegan a su antojo con las vidas de millones de personas, el común de las gentes deambula extraviado en un mundo cuyas únicas coordenadas parecen ser el egoísmo y la inmediatez, y los pastores de la Iglesia vuelven a convocar a la acción política.

“La política es una de las formas más elevadas del amor, de la caridad —insistió el papa Francisco en una entrevista, al cumplirse el primer año de su pontificado—. ¿Por qué? Porque lleva al bien común, y cuando una persona que, pudiendo hacerlo, no se involucra en política por el bien común, es egoísmo; y cuando usa la política para el bien propio, es corrupción. Hace unos quince años —recordó— los obispos franceses escribieron una carta pastoral, una reflexión, con el título Réhabiliter la politique. Es un texto precioso: te hace dar cuenta de todas estas cosas.”

Ese texto precioso es el que aquí presentamos. La traducción es de Juan Manuel Díaz Sánchez, del Instituto Social León XIII de Madrid, revisada en varios tramos.


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Un pensamiento en “Rehabilitar la política”

  1. La política es necesaria porque debe ordenar y a la vez respetar las relaciones entre los seres humanos. En los últimos tiempos se ha caído en un intento de ejercer el control sobre la población como si fuera una masa moldeable a los deseos de ciertos grupos que buscan su propio provecho. Es hora que rescatemos la política para que cumpla con su razón de ser: el bien común.

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