Almas muertas

Por Samuel P. Huntington

Más allá de los avatares políticos circunstanciales, aunque muchas veces expresadas a través de ellos, dos fuerzas profundas y poderosas se disputan el destino de esta parte del mundo que tiene como centro a la Europa cristiana y en la que cabe América: una, la que apunta a construir un mundo único, homogéneo e indiferenciado, sin fronteras políticas, religiosas ni culturales, ni lazos con el pasado; otra, la que pretende preservar las identidades, los valores y las creencias seculares como quien se siente responsable de un tesoro familiar que debe legar a sus descendientes.

El estudio que aquí se presenta examina ese conflicto medular a la luz de un fenómeno que es común a la mayoría de las sociedades occidentales: la creciente distancia entre las clases dirigentes, no sólo políticas sino también económicas, académicas, religiosas, etc., y el público o los ciudadanos; el abismo que separa las decisiones que se toman desde posiciones de poder supuestamente representativas, y la voluntad, los deseos y las convicciones de los representados. Las élites occidentales, sostiene el autor, confluyen en una suerte de superclase supranacional, pierden los lazos con sus bases nacionales, y promueven las políticas globalizadoras. El público, por el contrario, resiste esas tendencias y exhibe un alto grado de compromiso con su patria, su historia, su cultura y su fe.

Samuel P. Huntington (1917-2008) fue un politólogo estadounidense que desarrolló su actividad durante medio siglo en la Universidad de Harvard, donde dirigió el Centro de Asuntos Internacionales. Sus trabajos han ejercido gran influencia en el pensamiento político de su país, pero sus posiciones conservadoras le atrajeron intensas enemistades que reiteradamente vetaron su ingreso a la Academia Nacional de Ciencias. En 1970 fue uno de los fundadores de la revista Foreign Policy, y en 1976 redactó junto a su colega y amigo Zbigniew Brzezinsky un famoso informe de la Comisión Trilateral sobre la crisis de la democracia. Su libro La tercera ola (1991), acerca de un percibido resurgimiento de la democracia en el mundo, lo hizo conocido para el gran público, y facilitó el camino para la popularidad de Choque de civilizaciones (1996), en el que pronosticó una guerra cultural entre Occidente y el mundo islámico. Preocupado por la identidad nacional de los Estados Unidos, que consideraba amenazada por la incesante inmigración latinoamericana, escribió ¿Quiénes somos? (2004), su último trabajo importante.


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