La muerte de la universidad

Por Roger Scruton

La universidad es una de las instituciones que definen la cultura occidental. Desde sus orígenes medievales ha cumplido la función de acumular y acrecentar el caudal de conocimientos de la sociedad en su conjunto, y de transmitir ese legado de generación en generación, acompañado por el sistema de valores y creencias que le da sentido. Es natural que a lo largo de los siglos la universidad haya sufrido cambios, a veces drásticos, en su organización y en su relación con la sociedad en que se inserta. En el mundo de habla hispana se cumple este año el centenario de uno de esos grandes sacudones, la Reforma Universitaria nacida en la ciudad argentina de Córdoba. Pero nunca, como consecuencia de reacomodamientos semejantes, la universidad perdió de vista aquellas dos grandes misiones: transmitir y expandir los conocimientos de su sociedad. Nunca, hasta ahora.

El ensayo que aquí presentamos muestra cómo, desde la segunda mitad del siglo XX, y por influencia del marxismo y sus herederos, la universidad ha invertido su propósito, y está empeñada en desarmar, “deconstruir”, destruir ese corpus del conocimiento occidental que abarcamos con el nombre general de “humanidades”, y en retacear, negar ese conocimiento a sus alumnos. No ocurre lo mismo en el ámbito de las ciencias llamadas “duras”, que quedan así, sin embargo, huérfanas del sistema de valores y creencias que las contiene y les da sentido. Se comprende de este modo la perplejidad de muchos investigadores en campos como la biotecnología o las neurociencias, cuyos avances y descubrimientos claman en vano por un marco llamémosle ético que nadie parece en condiciones de ofrecerles. Al repasar la dinámica de este fenómeno, el autor duda de que pueda revertirse y sugiere que lo que el mundo latino conoce como “estudios humanísticos” tal vez deba replegarse a las catacumbas, a la custodia de sus fieles.

Roger Scruton (1944) es un pensador británico orientado hacia los ámbitos aparentemente inconexos de la estética y la filosofía política desde una perspectiva declaradamente tradicionalista y conservadora. Ha escrito medio centenar de libros sobre temas contemporáneos, además de algunas novelas y dos óperas. En la década de 1980 contribuyó al establecimiento de una red académica clandestina en países de Europa oriental dominados por la Unión Soviética, una experiencia que evoca en este ensayo al imaginar un futuro posible para los estudios humanísticos. Entre sus obras más reconocidas se encuentran The Meaning of Conservatism (1980), Sexual Desire (1986), The Aesthetics of Music (1997), How to Be a Conservative (2014), y Conservatism: An Invitation to the Great Tradition (2017) El ensayo “La muerte de la universidad” apareció en abril de 2015 en la revista estadounidense First Things, y la traducción pertenece a In Octavo.


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