La balada del río Salado

Por Vicente Barbieri

He aquí un río que marcó a un poeta, y quedó marcado por él. El río Salado nace en el sur de la provincia argentina de Santa Fe y atraviesa el norte de la provincia de Buenos Aires de oeste a este para desembocar en el océano Atlántico. El autor de La balada del río Salado nació y se crió en Alberti, una ciudad del oeste bonaerense flanqueada por el río. El río marcó al poeta porque fue el punto de referencia inescapable de su infancia, teatro de sus aventuras, motor de su fantasía, aliento de su vocación y también portavoz de la naturaleza, testigo y compañero del tránsito del niño hacia el hombre. El poeta marcó al río porque supo poner en palabras definitivas esa historia compartida, tanto en los versos de La balada… como en la prosa de El río distante. En el poema, el río es el fenómeno de la geografía, siempre igual a sí mismo y siempre distinto, teñido por las luces diferentes de la hora del día o la estación del año; es el transcurrir de la vida desde la imaginación inagotable de los primeros años hacia la vocación descubierta entre las agonías de la adolescencia; es también la metáfora mayor, el signo organizador del sistema verbal, sonoro y simbólico que conforma el lenguage propio del poeta.

Vicente Barbieri (1903-1956) es uno de los mayores poetas argentinos del siglo XX. La crítica suele emparentarlo con la llamada generación del 40, y aún proclamarlo como figura señera, por el tono nostálgico, sencillo e intimista de sus composiciones. Pero Barbieri se distingue de estos neorrománticos por la preocupación metafísica, la expresión elegante y sin concesiones, el trabajo minucioso con las palabras, reunidas en constelaciones que las impregnan de nuevos significados, el ceñido apego a las formas clásicas de versificación. Desde Fábula del corazón (1939) hasta El bailarín (1953) publicó una docena de poemarios; también escribió cuentos, dos novelas, El río distante (1945) y Desenlace de Endimión (1951), más cerca del lenguaje poético que de los cánones del género, y una obra de teatro, Facundo en la ciudadela (1956). De su labor poética se han ocupado extensamente José Luis Ríos Patrón, César Rosales, Carlos Mastronardi, Juan Carlos Ghiano y César Fernández Moreno.

La balada del río Salado, compuesta en endecasílabos y distribuída en seis cantos de diez sextinas cada uno, apareció por primera vez en Corazón del Oeste (1941); en 1957, seguramente como homenaje al recientemente fallecido autor, se la publicó por separado. Esta versión es la que ha servido de base para la edición electrónica que aquí presentamos. La primera estrofa del poema fue inscripta en la lápida que cubre la tumba de Barbieri en la ciudad de Alberti.


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